


"No me da igual que te sea indiferente"
Jennifer Melisa Tomé

Aprender
Desde que lo conozco afirmo que me cambió la vida. Pero la frase sola, al aire, no tiene demasiada consistencia. A todos algo "nos cambia la vida", yo necesitaba exactamente saber el porque y ahora lo sé:
Una de las cosas más importantes que aprendí, que me enseñó, es que los lazos de sangre no sirven para una mierda. Todos tenemos algún familiar que no queremos por diferentes motivos. Entonces, en primer lugar entendí que a la familia se la elige. El concepto familia va mucho más allá de la genética. Uno mismo decide a quienes quiere como padres, hermanos, abuelos, primos o tíos.
Por otra parte, hoy me cuestioné el tema de la adopción. Preguntas que, quizás, son comunes: Si el día de mañana tengo que adoptar a un niño ¿Me querrá? ¿Le haré bien? ¿Cuando sea grande querrá irse con sus padres biológicos? ¿Lo querré igual que a un hijo propio? Y ahí, con esa palabra -"propio"- entendí todo...
¿Qué es propio? Juli, por ejemplo, me pertenece. No tiene mi sangre pero me pertenece. Es mio. Está bien, no ocupa en mi vida el papel de hijo, es más bien un hermano, pero es mio igual. Tiene su familia, pero eso no lo quita de mi y me ama tanto como yo a él. Somos familia, de esas que dan la vida por el otro. Él tomó mis gestos, mis modos, mis palabras. Cualquiera que nos vea juntos -y no juzgue por lo físico- podría asegurar que somos hermanos.
Y ahí está el asunto, el "porque": Julian me cambió la vida porque me enseñó a amar más allá de todo. Borró todas mis preguntas y sé que el día de mañana podría hacer feliz a cualquier niño adoptando, de hecho es lo que quiero hacer. Porque no necesito -no se necesita- de nada más que amor. Ese amor que nosotros queremos dar y ellos quieren recibir. Y porque, sobre todo, amar no es hereditario.
Mi Pipi, Chini, Juchi, me dio la lección más grande en la vida.
Nada que pueda aprender va a ser más importante que esto:
Me enseñó a querer.
Jennifer Melisa Tomé -
14 de junio de 2013